Edgardo Pérez Morales
El gran diablo hecho barco.
Corsarios, esclavos y revolucionarios entre la Tierra Firme y las Antillas 1791-1816
La Revolución de Haití (1791-1804) multiplicó la presencia de hombres negros y mulatos en las embarcaciones del Caribe; la vida en el mar era sinónimo de libertad y autonomía. Cientos de estos marineros trabajaron en los barcos corsarios patentados por el Estado de Cartagena entre 1813 y 1816. El corso fue una estrategia de guerra importante para las potencias europeas y para los nacientes estados revolucionarios. Los servicios de aquellos hombres eran adquiridos gracias a la mediación de armadores y capitanes, por lo general blancos y franceses. El estudio de las experiencias políticas y sociales de las tripulaciones corsarias al servicio de Cartagena, no intentado hasta ahora por los historiadores, revela un vibrante contingente humano cuyas acciones fueron cruciales en los orígenes de las repúblicas de Tierra Firme.
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