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Tierradentro: el destino de Mauricio Puerta

En 2025, el Instituto Colombiano de Antropología e Historia – ICANH celebra los 80 años de creación del Parque Arqueológico de Tierradentro. Por eso, hablamos con uno de sus investigadores más destacados: el antropólogo, arqueólogo y astrólogo Mauricio Puerta, quien ofrecerá la charla Tierradentro a través del tiempo el 10 de octubre, a las 12:30 p.m., en el auditorio Paul Rivet del ICANH.  

Por: Felipe Lozano. 

Estar en la sala de la casa de Mauricio Puerta es encontrarse rodeado de un cúmulo de símbolos. En las paredes, de piso a techo, tiene colgados telares con representaciones de deidades indias y sumerias, y varias ruedas zodiacales. Alrededor de la mesa en la que suele hacer las lecturas de cartas astrales para su canal de YouTube, hay estanterías con brújulas, pequeñas y grandes esculturas de origen cristiano y otras que alojan cabezas de cerámica de becerros, pirámides y esferas de cristal.  

Cuando se habla con él, en su casa, se va entendiendo que tantos objetos no son cachivaches o caprichos de un acumulador, sino recordatorios personales de lo que podríamos llamar “señales de la vida”, llamados que Mauricio Puerta ha recibido desde pequeño para transitar un camino que lo llevó a la arqueología.

La primera señal de la vida se la dio una práctica familiar. Como acostumbró su tatarabuelo, Robert Blake White (traído por Rafael Reyes para trabajar en las minas de Antioquia), Mauricio Puerta, de niño, excavó la tierra de su familia en el Cauca y el Valle del Cauca, y se preguntó por el origen humano de lo que encontró en ella. De adulto, cuando tuvo que decidir su carrera profesional, recordó que esa práctica estaba asociada a algo llamado antropología. Entonces, le pareció apenas natural estudiar esta disciplina en la Universidad de los Andes, a finales de la década de los 60.  

La segunda señal se la regaló el mar en Cartagena. Una vez comenzó a estudiar en la universidad, fue a la finca de un tío en Magangué (Bolívar) para hacer unas excavaciones arqueológicas. En un día de descanso, fue a la “Ciudad Amurallada” para caminar por sus playas, mientras le preguntaba al destino qué sería de él. “Y entonces, las olas trajeron a mí algo que brillaba”, dice aún emocionado, mientras busca en un cajón un objeto que luego toma entre sus manos. “Era esta crucecita, un símbolo de una misión. Y pensé: ‘Voy a dejar de resignarme, porque sé que una misión va a llegar a mi vida’”. Vuelve a guardar la pequeña cruz y esboza una gran sonrisa. “En ese momento creí que uno tenía un libreto. Han pasado 53 años desde que decidí interpretar el mío”, explica. 

La tercera señal se le presentó con el antropólogo Álvaro Chaves Mendoza, uno de sus profesores en la universidad. Mauricio Puerta recuerda que, en 1972, estudiaban antropología un total de 17 mujeres y él. En plena clase, el profesor Chaves dice que el Banco de la República abrió una fundación, que a su vez hizo la invitación al sector académico colombiano a hacer excavaciones en Tierradentro y San Agustín. “¿Quién quiere acompañarme a Tierradentro?”, dijo Chaves. “Pues yo, profesor”, contestó la solitaria voz masculina del grupo. Su respuesta era, precisamente, la que él estaba esperando del destino. 

 

El camino era Tierradentro 

Mauricio Puerta llegó con Álvaro Chaves Mendoza a Tierradentro el 13 de julio de 1972, un año antes de su graduación como antropólogo, para explorar un complejo funerario prehispánico ubicado entre los municipios de Belalcázar e Inzá, en el Cauca. 

Lo que hoy conocemos como el Parque Arqueológico de Tierradentro (incluido en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco en 1995), está conformado por tumbas subterráneas agrupadas en cinco zonas: Alto del Aguacate, Alto de San Andrés, Loma de Segovia, Alto del Duende y El Tablón. 

Mauricio Puerta investigó todo el territorio, mediante una excavación arqueológica que fue mostrándole poco a poco a la comunidad quiénes fueron sus antepasados. “No llegué a investigar a los vivos, sino a los muertos. En esa época era la única cámara fotográfica, de video, el proyector… Y yo les mostraba a las personas todo lo que iba encontrando, porque la gente no sabía lo que tenía. Era como un mensajero del tiempo que había llegado a mostrarle a la gente de dónde venía”, afirma. 

De 1973 a 1976, Mauricio Puerta y Álvaro Chaves documentaron la investigación en la publicación ‘Monumentos arqueológicos de Tierradentro’, la cual contó con las ilustraciones del artista Enrique Grau, a quien Puerta recuerda como “un gran compañero de viaje”. En el libro se explica cómo se desarrolló el trabajo de campo y brindan datos sobre la estatuaria del complejo funerario, el material lítico y óseo encontrado; algunas consideraciones sobre los hipogeos e incluso recomendaciones para un museo y una biblioteca especializada en Tierradentro.  

La investigación ganó el Premio Nacional de Arqueología, otorgado por el Museo Arqueológico del Banco Popular el 17 de junio de 1976. En 1986, fue publicado por el Fondo de Promoción de la Cultura del mismo banco. 

Después de 49 años de haber hecho la investigación sobre el complejo funerario, Mauricio Puerta ve indispensable que se profundice más en las indagaciones a Tierradentro en compañía de sus habitantes: “Hay que aprovechar las ganas que hoy tiene la comunidad de saber de ella misma. Una investigación, en esta época, debe darle la oportunidad a la gente de hacer expediciones arqueológicas junto a la academia y las autoridades competentes, y que los objetos estudiados permanezcan en los museos del territorio. Eso es hacer historia de forma conjunta y empodera a las comunidades”, sostiene.  

Aunque en principio Mauricio Puerta llegó a investigar a los muertos, también comenzó a integrarse más con los vivos: tuvo largas jornadas de diálogo con los habitantes, días y noches de risas y anécdotas, acompañados por la chicha; conoció las historias de vida de sus habitantes e incluso llegaron a colaborarle en las labores arqueológicas. 

Así, Tierradentro se convirtió más que en un lugar de investigación para Mauricio Puerta: “¡Es como si hubiera nacido para vivir allá!”, exclama. Además, su estancia en la zona y el fuerte vínculo que estableció con sus habitantes le revelaría su otra vocación: la astrología. 

 

Arqueología y astrología: ¿todo que ver? 

 

El sol y la luna fueron dos de los símbolos que condujeron a Mauricio Puerta, en 1973, a volcarse a la astrología, una disciplina por la cual también ha tenido un gran reconocimiento en el país. 

Recuerda que durante ese año aún se encontraba estudiando la simbología presente en el complejo funerario de Tierradentro. Bien pudo volcarse a la arqueoastronomía, que estudia las evidencias arqueológicas para comprender cómo las sociedades antiguas se relacionaban con los fenómenos celestes para tareas como la siembra y la cosecha, o fundamentar sus creencias espirituales. Pero las representaciones del sol y la luna en Tierradentro, sumado a los saberes de la población local – muchas veces guiada por las fases lunares y la posición solar – motivaron que Mauricio Puerta interpretara un papel adicional en el libreto de su vida, esta vez como astrólogo. 

De hecho, hoy explica su vocación arqueológica desde la astrología, dando una mirada a su propia historia: “Soy capricornio con ascendente en capricornio. Es decir, soy tierra-tierra, un hombre cuyo destino era excavar y descubrir”.

Mauricio Puerta no solo ha escrito 27 libros sobre arqueología y antropología, sino que su vocación astrológica lo ha llevado a dictar múltiples conferencias, cursos y a publicar 46 libros de astrología y desarrollo personal. Frente a una aparente disparidad entre todas las ciencias que han forjado su trayectoria profesional, explica que la arqueología y la astronomía tienen todo que ver. “Son ciencias hermanas y van de la mano. El ojo derecho (el de la ciencia) y el izquierdo (el de la magia) te permiten ver el cosmos. La ciencia te explica cómo funciona el universo y la astrología, el simbolismo, es decir, cómo usar lo que ves con la ciencia”, explica. 

  • ¿No le ha “sacado la piedra” a algún arqueólogo con esa afirmación? 
  • “Me encanta que me muestren que hay otra forma de ver la vida, pero, por lo general, hay arqueólogos o antropólogos que llegan tuertos: mirando por un solo ojo, el de la ciencia. Cuando hablamos sobre la relación con la astrología, al minuto dejan de ser psico rígidos y salen mirando por los dos ojos”. 

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