Te puede interesar






Una investigación científica podría dar información sobre una población prehispánica desconocida en Colombia

Bogotá, D.C., 22 de octubre de 2025.
Una investigación desarrollada por el Instituto Colombiano de Antropología e Historia – ICANH y la Universidad John Moore de Liverpool (Inglaterra) nos revela la existencia de una sociedad prehispánica que, presuntamente, habitó la Cordillera Oriental de Colombia y de la cual aún no se tiene información.
La investigación se centra en el estudio de veinte cráneos con máscaras mortuorias, hallados en la década de 1990 en cuevas usadas como cementerios, y que tienen varios elementos destacables: semillas de diferentes plantas para adornar los ojos de las máscaras, cordones alrededor de la mandíbula e incluso tusas de maíz incrustadas entre la mandíbula y el hueso occipital.
Estos cráneos con máscaras adheridas al rostro son los únicos que se han encontrado en Colombia, hasta el momento, y forman parte de un reducido grupo de restos similares hallados en otras partes del mundo, como en Melanesia, Europa Oriental, América del Norte y Medio Oriente. En América del Sur, solo han sido encontrados en el norte de Chile y Colombia.
Los cráneos ingresaron a la colección arqueológica del ICANH en 1993 sin información previa que explicara su procedencia, debido a que fueron sacados de su contexto original por terceras personas que practicaban la guaquería.
Sin embargo, el arqueólogo colombiano Felipe Cárdenas Arroyo reunió en el año 2021 a un equipo interdisciplinar, conformado por expertos nacionales e internacionales en arqueología, antropología y paleogenética, con el fin de obtener la información necesaria para conocer a la población de la cual provienen los cráneos con máscaras.
La investigación científica ha implicado el análisis de ADN de los restos humanos, estudios de arqueobotánica y radiocarbono, y la aplicación de técnicas no invasivas como la escanografía computarizada para la reconstrucción volumétrica y facial digital de los individuos, entre otros.
Dichos análisis han permitido obtener algunos datos, como su sexo biológico y sus edades aproximadas al momento de morir: de los cuatro cráneos en los que se hicieron las reconstrucciones faciales, dos son de hombres adultos, uno es de un niño y otro pertenece a una mujer de edad mayor. Al parecer, los cuatro individuos habitaron en lo que hoy es Colombia entre los años 1216 – 1797 d.C.
Además, se cuenta con información paleogenética que es susceptible de comparar con otras poblaciones de la Cordillera Oriental colombiana para conocer su posible filiación y procedencia. Los datos preliminares también han permitido aproximarse a la dieta de los sujetos, la cual, al parecer, estaba basada principalmente en el consumo de plantas.
El estudio arqueobotánico de los restos vegetales hallados en los cráneos ha permitido acercarse al tipo de semillas que se usaron para adornar sus máscaras, así como a la profundización de los usos y domesticación del maíz.
En la investigación han colaborado otras instituciones, como la Universidad Nacional de Colombia, para determinar el medio ambiente en el que, probablemente, se movilizaban las personas; y el Museo Metropolitano de Nueva York, que aportó a la investigación con el análisis de las resinas de las máscaras.
El estudio forense de cuatro de estos cráneos con máscaras representa la primera investigación de los recubrimientos superficiales de los restos pertenecientes a las colecciones del ICANH y resulta fundamental para ampliar la comprensión de las prácticas mortuorias prehispánicas en Colombia.
“El trabajo interdisciplinario que estamos adelantando demuestra la importancia que tiene para la arqueología el aporte de otras ciencias. Con ello, vamos conociendo cada vez más cómo fue el proceso de poblamiento y adaptación de las sociedades prehispánicas a los diferentes ambientes y paisajes naturales de nuestro país. Nosotros somos, en parte, el resultado de ese proceso cultural que tuvo lugar hace milenios”, explicó Felipe Cárdenas Arroyo.
Apoyo de la tecnología para descubrir una sociedad
Como parte de la investigación, el equipo del laboratorio forense Face Lab de la Universidad John Moore de Liverpool se apoyó en herramientas tecnológicas para reconstruir, de manera digital, cada uno de los cráneos con máscara para aproximarse a las estructuras faciales y sus características.
“La tomografía [escaneo] de los cráneos nos permitió ver el conjunto de las máscaras y los rostros de los individuos, pero también nos posibilitó separar virtualmente las máscaras para poder ver el esqueleto en todas sus dimensiones”, explicó Caroline Wilkinson, directora del Face Lab.
A partir de la reconstrucción digital, se hicieron impresiones en 3D de cada uno de los cráneos, a los cuales se les puede quitar la máscara para observar los detalles de todos los elementos escaneados.
Según Jessica Liu, gerente de proyectos de Face Lab, “los modelos en 3D de los cráneos se convierten en elementos accesibles a los investigadores, porque les permite ver cómo lucen tanto las máscaras como los rostros, sin necesidad de manipular directamente los restos de forma invasiva”.
Durante los próximos meses, los modelos en 3D de los cráneos con máscara harán parte de una exposición temporal en el ICANH para que la ciudadanía pueda ver la reconstrucción de los rostros de estas personas.
Del mismo modo, se espera ofrecer ejercicios de divulgación conjunta con la Universidad John Moore de Liverpool sobre los resultados de la investigación.
A propósito, Juan Pablo Ospina, coordinador del Grupo de Arqueología del ICANH, señaló:
“Es muy especial que las técnicas de la arqueología actual nos permitan acercarnos cada vez más a la humanidad de las personas que habitaron mucho antes que nosotros el actual territorio colombiano. Es maravilloso poder pensar ahora en sus rostros, aprender de ellos y darles a estos cráneos una mirada distinta después de tenerlos con nosotros tantos años en el laboratorio. Ahora el reto es seguir investigando para conocer en realidad quiénes eran y aproximarnos a sus modos de vida”.
“Siempre hemos tenido el interés de hacer los estudios craneales de nuestros ancestros para compararlos con las sociedades actuales, pero también nos interesa trabajar en conjunto con otros académicos y públicos de los territorios a los cuales pertenecen los restos estudiados. Así, buscamos construir diferentes formas de dar a conocer los resultados de las investigaciones para que el público pueda acceder a ellas”, sostuvo Caroline Wilkinson.